Capital del estado de Pernambuco, situada en la costa noreste de Brasil, es la más antigua del país y la quinta región más poblada del mismo. En ella convive la antigüedad (corazón de la ciudad) y la modernidad arquitectónica, rodeada de ríos, puentes e islas. Fue escenario de varios movimientos libertarios.
Su nombre viene de los arrecifes de coral que pueblan sus costas. Sobre los indígenas que vivieron en esta zona, se ha perdido casi todo rastro, a causa de la falta de su comunicación escrita.
El 26 de enero de 1500, el español Vicente Yáñez Pinzón, fuel el primer europeo que llegó a Brasil, concretamente a Cabo de San Agustín, a unos cuantos kilómetros de Recife; aunque para los portugueses, haya sido Pedro Álvares Cabral quien llegó el 23 de abril.
En 1534, la capitanía de Pernambuco, es donada a Duarte Coelho Pereira, quien funda en 1537 Recife, nombrándola en su Carta de los Derechos Feudales de Olinda, como Arrecife dos navios (Arrecife de los buques); aldea habitada por marineros y pescadores.
A finales del siglo XVI fue atacada por el pirata inglés James Lancaster. Y aunque en 1626, su gobernador Matías de Albuquerque trató de establecer posiciones fortificadas para evitar otro ataque que pudiera dejarlos bajo el control holandés, como a Bahía en 1624; la Compañía de las Indias Occidentales estableció ahí en 1630 una colonia de la Nueva Holanda, nombrándola capital del Brasil holandés. De 1637 a 1644 es gobernada por el conde Mauricio de Nassau, razón por la cual se le llamó Mauritsstad. Éste, la comunicó con canales y puentes, además de permitir que los artistas hicieran obras en ella y llevando a cabo, una política de tolerancia religiosa, que la convirtió en una de las ciudades más desarrolladas. Nassau renuncia por desavenencias con las autoridades de la Compañía, dejando un fuerte conflicto civil, culminado en 1654 con las Batallas de los Guararapes, y la expulsión de holandeses.
El conflicto no inhibió el crecimiento de la villa, que fue elevada al rango de ciudad y condado el 19 de noviembre de 1709, con el nombre de San Antonio de Cacimbas, Puerto de Recife.
Tras ello, la zona se llenó de comerciantes portugueses llamados despectivamente Mascates (vendedores ambulantes), a pesar de que empezaron a dar prosperidad económica al puerto. El conflicto entre la nobleza azucarera de los hacendados que empobrecían en Olinda, y la burguesía que empezaba a surgir en Recife, da lugar a la Guerra de los Mascates, de 1710 a 1711.
La prosperidad llevó a la construcción de iglesias y conventos. El comienzo del siglo XIX, se caracterizó por las revueltas inspiradas por la ideología liberal, exigiendo una mayor autonomía de la colonia, la cual no quería ceder, por temor a revoluciones. Sin embargo, en 1817 se da la Revolución de Pernambuco, que proclamó la independencia de la zona por tres meses; en 1824 la llamada Confederación de Ecuador, movimiento revolucionario con carácter emancipador; y finalmente en 1848 la Revolución de Praieira, a causa del despido injustificado por parte del Emperador Pedro II, del Presidente de la Provincia, Chichorro Antonio Pinto de Gama, representante liberal. Habiendo sido declarada Capital de Pernambuco en 1837.
El siglo XX vio a Recife hacerse cada vez más independiente de Rio de Janeiro y Brasilia según les ha correspondido en la capitanía federal, así como crecer de tal forma que hoy es una de las principales ciudades comerciales, turísticas, culturales, educacionales, logísticas, médicas y tecnológicas de Brasil.
*mni magazine 18